viernes, 2 de marzo de 2018

Mucha gente teme acercarse a Dios, capaz por miedo a lo desconocido, por miedo a aquello que nos parece irreal. Algunos no quieren acercarse a Dios porque no le creen, por desilusiones en su pasado o por la injusticia que día a día vemos en el mundo.
Yo le temía a Dios porque quería hacer mi voluntad y no la de Él, quería yo planear mi futuro sin darle un mínimo lugar. Y así lo hice.
Un día le dije a Dios que me abandonara, que quería hacer yo mi vida sola. Estuve 3 años sin buscarlo, ni en las situaciones más desesperantes que viví.
Poco a poco me fui sumergiendo en un pozo de depresión, aquello que suponía haber vencido estaba atacando nuevamente y esta de vez de una forma más fuerte. Por más que tuviera personas a mi alrededor que me amaban, una pareja por la cual era totalmente enamorada, había algo que faltaba en mí, algo que no lo encontraba en cualquier lugar. Y seguí así, con ese vacío, mientras que la depresión tomaba cuenta de mi vida.
Ya no tenía sentido vivir, no conseguía ver un futuro y tampoco lo quería. Comencé con el alcohol, luego el cigarro y a lo último marihuana, temerosa de meterme en algo más y volverme adicta.
Esos vicios de alguna forma hacían que me sintiera feliz, pero cuando su efecto se iba volvía todo lo mismo, toda esa tristeza estaba ahí.
Muchas personas venían a hablarme sobre Dios y yo las ignoraba, me enojaba el hecho de que quisieran que yo lo buscara cuando yo creía estar bien.
Hasta que un día Él me alcanzó.
Esa mañana me desperté maldiciendo el día, queriendo haber no despertado, sentía algo extraño en mí y no sabía qué era. A la noche mis padres tenían una reunión con unas personas que venían de otro departamento, y yo fui, porque algo me incomodaba y porque sabía que vería a una vieja amiga.
Recuerdo que hablaron sobre un versículo de la biblia y yo seguía sin entender qué hacía en ese lugar. Un hombre con apariencia humilde agarró una guitarra y comenzó a tocar unos acordes y a tararear una canción poco conocida. En ese momento una presencia me abrazó, era como si siempre hubiera pertenecido a ese lugar, siempre le había pertenecido. Comencé a llorar, pero no de dolor, lloraba de alegría porque aquel vacío, aquello que no encontraba en ningún lugar estaba allí, yo estaba experimentando su presencia. Por su infinita misericordia su gracia me alcanzó y hoy soy agradecida por eso. Por su amor, por su infinito amor que no pide nada a cambio.
Y en el medio de todo el caos, de toda la tormenta y de tanta tristeza, te encontré. Estabas de brazos abiertos, como si hubieras estado esperando todo el tiempo por mi llegada. Y entendí que sí, que estabas esperando por mí, que siempre lo habías hecho y que estarías dispuesto a hacerlo siempre. Desesperada me aferré a ti, procurando aquello que solamente tú sabías dar, amor. Pero no ese amor que busca algo a cambio, no ese amor que al final termina lastimando, sino que un amor único, fuera de este mundo, ese amor que solamente tú sabes dar.
Cuando noté ya estaba envuelta en ese amor, en esa gracia que trae tranquilidad a mi corazón. Y finalmente entendí que estaba rendida a ti, para ser aquello que tu querías que fuera.

jueves, 14 de diciembre de 2017

Ayer salí con alguien, la primera persona luego de haber estado contigo. El tiempo vuela, cierto? Pensar que hace dos meses atrás me encontraba en tus brazos, en medio de tus caricias, mirándote y pidiéndole a la vida que nunca me dejaras, y ahora me encuentro con otro, con nuevas caricias, nuevos toques, besos, cariño que no proviene de ti.
Pero aún te pienso, estando con él no dejaba de pensar en ti, cerraba los ojos y podía sentir que eras tú el que colocaba mi pelo entre tus manos, sentía tus cálidos besos y esos abrazos que me transmitían tanta paz y seguridad, pero luego abría los ojos y no eras tú, no estabas ahí.

martes, 5 de diciembre de 2017

Nuevamente te escribo, no sé si con la esperanza de que algún día lo leas para que entiendas cuánto te he amado o con la certeza de que nunca lo harás.
Ha pasado el tiempo y mi corazón se ha ido endureciendo, tanto que últimamente no siento absolutamente nada. Esa persona que solía ser cuando estaba contigo, recuerdas? Esa que creía en el amor profundamente, que soñaba con tener un futuro contigo, con nuestros futuros hijos, nuestra casa en el medio del campo, esa persona que sólo con mirarte ya era la más feliz, ahora se ha ido. 
Te di tanto de mi, hasta cosas que yo misma desconocía, te he dado tanto que cuando te fuiste me dejaste sin nada. Te amé de la forma más sincera del mundo, cada instante, independiente de todo. Dejé de amarme a mí para amarte a ti, vivía por ti.
Y ahora me propuse tanto, pero tanto en cambiar esa persona que había sido cuando estaba contigo, que no me reconozco para nada. Soy una persona totalmente diferente, dispuesta a no sentir

sábado, 22 de julio de 2017

No todas las personas tienen el privilegio de vivir ese gran amor de su vida, ese amor que hace que te sientas invensible, que te da fuerzas para todo y provoca que te sientas como la persona más feliz del mundo. Yo tuve la oportunidad de vivirlo.
Todo comenzó aquel verano, salía del liceo cuando de repente en una esquina veo a un chico en una moto, distraído, emocionado cantando a todo volumen sin importarse por lo que podían pensar las personas que estábamos cerca, era sólo él en su mundo. Aquello fue algo que me llamó la atención ya que yo solía hacer lo mismo, muchas veces me olvidaba de que habían personas a mi alrededor y cantaba o chiflaba a todo volumen.
Este momento quedó marcado en mi memoria y tuve curiosidad por conocerlo, pero rápidamente disipé ese pensamiento.
Pasaron los días y unas amigas me invitaron a ir a una fiesta, no tenía muchas ganas de ir pero justo ese día tampoco tenía ganas de quedarme en casa, entonces decidí marchar hacia la misma.
Aún recuerdo las palabras de mi padre antes de irme esa noche: "nunca encontrarás al amor de tu vida en una fiesta". Y lo encontré.
Estaba bailando con mis amigas cuando ese chico que había visto hacía solamente cuatro días me invitó a bailar y obviamente acepté. Intentamos bailar pero por alguna extraña razón no conseguíamos seguir el ritmo del otro. Todavía recuerdo que nos reímos y en medio de esa risa pude sentir esa conexión tan extraña. Lo miré y luego sentí sus labios sobre los míos, fue algo hermoso, una sensación que nunca había experimentado. Fue diferente, ya me habían besado otras personas, peor nunca había sentido algo así. Quedamos mucho tiempo juntos, besándonos, bailando, besándonos nuevamente y se sentía muy raro, cómico, hasta que llegó el fin de la noche y yo me fui de la fiesta.
Comenzamos a hablar seguido luego de eso, a marcar encuentros que al principio eran sólo en las fiestas, pero luego vinieron nuestras primeras salidas. Aún recuerdo las charlas por horas, contándonos de cosas bobas que nos habían pasado, recuerdo las carcajadas, la forma en la que él me hacía sentir.
Todos me decían que él era una persona que solamente jugaba con las chicas y que además de eso debía tener en cuenta que dentro de unos meses me mudaba para la capital y él se quedaría en mi ciudad, pero sin embargo me arriesgué aunque tuviera esa sensación de que iba a terminar lastimada.
Salimos por dos meses, los cuales fueron maravillosos y luego nos pusimos de novios.
Lo amaba, estaba completamente enamorada de él a tal punto de entregarle mi virginidad y permitirle ser el primero en mi vida y pidiéndole a Dios que él fuera el último.
Me entregué completamente en cuerpo y alma. Mis padres no estaban de acuerdo con nuestra relación, pero eso a mi no me importaba porque lo amaba demasiado y sabía que él era el indicado para mí, quería compartir el resto de mi vida con él, que él fuera el padre de mis hijos, esos eran nuestros planes juntos.
Luego él comenzó a dudar, a pensar que había estado con otra persona y yo le decía que no, porque realmente no tenía ojos para nadie. Me preguntó sobre alguien en particular, alguien con quien me había ido un día de una fiesta luego de estar con él, y le dije que no había sucedido nada con esa persona ese día. Pero hubo algo que no mencioné y que tiempo después se lo conté, yo no había estado con esa persona ese día luego de esa fiesta, pero hacía un año atrás nos habíamos besado, el beso más insignificante del mundo, ya que ninguno de los dos sentía absolutamente nada y estábamos borrachos. Eso le molestó muchísimo ya que decía que le había mentido descaradamente, me sentí horrible porque creía que era mi culpa, aunque mi intención nunca fue hacerle mal en ningún sentido. No le había contado aquello porque era algo que realmente no importaba, algo que había pasado hacía mucho tiempo y que formaba parte de mi pasado.
Luego de pedirle perdón muchas veces él me perdonó, o por lo menos fue lo que él me dijo.
La relación siguió, me mudé y continuamos juntos, venía a visitarlo y él en una ocasión vino a visitarme, todo iba perfecto. Éramos el uno para el otro, pasábamos riéndonos, saliendo a bailar, salíamos siempre a tomar mate o nos sentábamos en frente a casa a charlar, algunas noches durante el verano tirábamos una frazada en el patio de mi casa y ahí pasábamos toda la madrugada abrazados, charlando y riendo sobre cosas tontas.
Luego vinieron los celos, él pensaba que lo estaba engañando de nuevo cuando en realidad esa idea ni siquiera se cruzaba por mi cabeza. Empezamos a pelear, y parecía el fin de la relación, a él ya no se lo veía dispuesto para nada pero yo seguía intentando aunque me estaba lastimando a mí misma.
Seguimos así por tres meses, peleando, terminando, volviendo, hasta que finalmente terminamos.
El día que terminamos fue lo más horrible, sentía que mi corazón se iba a desgarrar y la idea de no tenerlo más en mi vida dolía demasiado, era un dolor insoportable. Decirle que no podía más con la relación y que me estaba haciendo mucho daño dolía, ya que no quería renunciar a todo lo que teníamos. Él se mantuvo quieto y sin decir nada, mirando a la nada. Era como si la idea de terminar no le afectara, no luchaba por mantener lo que teníamos. Me abrazó y comenzó a llorar y en ese momento me quebré. Lloramos, nos abrazamos, nos besamos y seguimos llorando. Sabía que salir de ese auto, pero también sabía que si lo hacía no había vuelta atrás, era el fin de todo. Aquello era lo mejor para ambos, lentamente me alejé, abrí la puerta del auto y me marché. Cuando salí del auto y caminé sentí que ya no era yo misma, era como si mi alma, mi corazón y todo se hubiera quedado con él.
Y así estuve por días, así estoy ahora. Vacía. Rota.
 Entregué todo a tal punto de no quedarme con nada, de perderme a mí misma para encontrarlo a él.
Me perdí a tal punto de desconocerme sin él y en mi quedó el recuerdo de ese amor que viví.
No me arrepiento de absolutamente nada, aunque fue la persona que más me lastimó también fue la persona que más me hizo feliz, y si tuviera la oportunidad de vivir lo mismo sabiendo cómo iba a terminar, lo haría mil veces más, aunque me haya destrozado.







domingo, 17 de julio de 2016

No, no es que me haya vuelto fría y que de la nada haya apagado el interruptor de mis sentimientos. No, al contrario, estoy llena de ellos, consideralo bueno o malo. Pero estoy cansada, ¿sabes? Estoy cansada de que me traicionen, de que las personas que dicen ser mis amigas al final terminen lastimándome. Estoy cansada de tragarme todo, de callar palabras porque sé que pueden llegar a lastimar a la persona a la que se la quiero decir. ¿Pero sabes qué? No quiero callar más, no quiero sufrir más y sí, tal vez me cierre, tal vez me vuelva una piedra sin sentimientos, sin esperanza, sin emoción. ¡Pero es por protección! ¿De qué me sirve ser buena si al final todos me terminan lastimando? ¿De qué me sirve creer en promesas si al final todos la terminan rompiendo? No es que me ponga pesimista, ni negativa, tampoco es una etapa de mi vida. Sólo he decidido que no quiero sufrir más, tal vez me quede sola, sin amigos y sin una relación amorosa, pero no lo necesito, aprendí a vivir conmigo misma y me he dado cuenta de que de esa forma no me lastimo.

miércoles, 20 de abril de 2016

YO ANTES DE TI- JOJO MOYES

"A veces, tú eres la única razón que tengo para levantarme por las mañanas…"

Sinopsis:

Lou Clark sabe muchas cosas. Sabe cuántos pasos hay entre la parada del autobús y su casa. Sabe que le gusta trabajar en el café Buttered Bun y sabe que quizá no quiera a su novio Patrick. Lo que Lou no sabe es que está a punto de perder su trabajo o que son sus pequeñas rutinas las que la mantienen en su sano juicio. Will Traynor sabe que un accidente de moto se llevó sus ganas de vivir. Sabe que ahora todo le parece insignificante y triste y sabe exactamente cómo va a ponerle fin. Lo que Will no sabe es que Lou está a punto de irrumpir en su mundo con una explosión de color. Y ninguno de los dos sabe que va a cambiar al otro para siempre. Yo antes de ti reúne a dos personas que no podrían tener menos en común en una novela conmovedoramente romántica con una pregunta: ¿qué decidirías cuando hacer feliz a la persona a la que amas significa también destrozarte el corazón?

Mi opinión:

Hace poco una amiga me lo recomendó pero no pensaba leerlo ya que todo el mundo lo estaba leyendo y pensé que solamente era una moda, pero luego me arriesgué. Trata sobre una chica llamada Louisa Clark que luego de ser despedida de su empleo tiene que salir a buscar uno nuevo, sin saber a qué se va a enfrentar futuramente. Lou es una chica que no ha terminado sus estudios y por esa razón sus opciones son bastantes limitadas.
Sus padres, y también su hermana, necesitan que Lou encuentre un nuevo empleo ya que no tienen buenas condiciones. Desesperadamente comienza a buscar ese nuevo empleo, pero se da cuenta de que no sabe hacer muchas cosas, sus papás también lo notan. Algo que me dolió bastante, tal vez sólo me haya sucedido a mí, es que sus padres como que no tenían mucha esperanza, no confiaban en ella, y por esa misma razón creo que Louisa no confiaba en sí misma tampoco. 
Luego de probar diferentes trabajos, es contratada por la señorita Camilla, una mujer muy fría y que a primera vista parece muy antipática. 
Louisa sabe que su empleo consiste en cuidar a un hombre tetrapléjico, lo que no espera es que sea tan difícil.
Will Traynor es un hombre tetrapléjico, pero no siempre ha sido así. Era una persona muy exitosa, con un gran futuro por delante, pero un accidente de moto le arrebató todo, incluso sus ganas de vivir. Eso es lo que Louisa no sabe.
Personalmente amo este personaje, desde el primer momento, aunque era muy grosero con Louisa. 
A lo largo de la novela Louisa se da cuenta de que no está ahí solamente para cuidarlo, sino que para hacer otra cosa, algo que puede cambiar la vida de Will para siempre.
Lo que Louisa no esperaba era enamorarse.
Hablando un poco sobre mi experiencia con este libro empecé llorando desde el primer día en que Louisa entró a esa casa a cuidar a Will. Me imaginé que horrible sería estar en la situación en la cual se encuentra y a lo largo de la historia fui apegándome mucho a él. 
Lloré, reí, me emocioné y principalmente me enojé.
Es una novela que recomiendo mucho, a pesar de ser una novela romántica creo que muestra la realidad de muchas personas y nunca está demás saber cómo se pueden sentir los demás.
Bueno, espero les haya gustado y lo lean.
Me encantaría que me dejaran su opinión en los comentarios.
Nos leemos!